Capitulo X
Yo he conocido el terror, el terror de la mente, la configuración insalvable de la vida, la apariencia es el terror que nos consume, el retraso al Apocalipsis fueron días de mi vida, la pérfida olida sobre mis nalgas fructuosas, la idealización como un escape de esta realidad que me duele, la icteria y la pérfida de ese hombre que no alumbro la vida sino la decadencia, estamos lejos de ello hoy, falta por crear el manicomio de la vida, la genialidad a punta de espaldas multicolores, por el toque de manos sombras, la sombra de la mano es la yuxtaposición del síndrome de un avance casi molecular hacia la gran evidencia, hablo de la gran evidencia que es el fondo de las cosas, el conocimiento como un foco encendido luego de la oscuridad mental, del terror agudo, de la alimentación a escalones, el funcionamiento de esta maquina, de esta gran maquina que es la consecuencia de la pulverización del espíritu, de este espíritu divino encantado por la magia del universo.
La magia lamida con suavidad sobre los pulmones del día.
Los pulmones del día son los actos acumulados en mis pies, mis pies de barro que solidifican el amor sobre la tierra que piso y se yergue para hacer conmigo el recuerdo del futuro.
Libro escrito en enero del 2004 por; Verónica Cabanillas Samaniego.
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